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Píldoras para reflexionar sobre educación y tecnología

techedu

GABRIEL JARABA

  • La tecnología de la comunicación es una prótesis de la mente… pero no su sustituto.
  • La tecnología de la comunicación más poderosa que se ha inventado hasta el momento es el lápiz. El resto de instrumentos solo son derivaciones consecuentes de la principal virtud del lapicero: trazar signos sobre una superficie donde puedan ser reconocidos e interpretados.
  • Cuando la goma de borrar acompaña al lápiz (función delete) entonces el artefacto es ya imbatible. Hubo que esperar largas décadas para que el procesador de textos nos devolviera esa función primigenia asociada al lápiz. Nihil novum sub sole. Una videocámara no es más que un lápiz sofisticado en clave de escritura de imágenes; una red telemática es un lápiz que llega lejos, se multiplica e interactúa con otros lápices. El hipertexto es la escritura propia del lápiz enriquecido.
  • La comunicación y la educación están condenadas a marchar juntas —¡y entrelazadas!—porque una y otra son disciplinas de las mediaciones. De ahí la grandeza de ambas, porque lo que la mente humana concibe precisa de las mediaciones para hacerse realidad, y, para que la mente humana pueda concebir, precisa de las mediaciones que le permiten comprender lo experimentado. Todo se reduce pues a una cuestión de significado: de su producción y de su interpretación.
  • Tratar con mediaciones es ser un ciudadano de la complejidad. Por eso en la época actual las mediaciones aparecen con contundencia. Y ya no basta con ser un hermeneuta sino que es necesario actuar como un explorador que, al mismo tiempo que abre caminos, construye nuevos espacios habitables. De ahí que los retos actuales sean mayores que los de tiempos anteriores.
  • Un Arquímedes contemporáneo podría decir: “Dadme una mente más una mediación comunicacional y moveré el mundo”. El problema que se le plantearía sería hacia a dónde moverlo.
  • Víctor Hugo dijo: “No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”. Y el tiempo actual es de la idea de la comunicación y la educación. Porque la sociedad solamente podrá avanzar (y la humanidad sobrevivir) si se convierte en una sociedad del aprendizaje. La cuestión es que al hombre individual le encanta aprender pero el hombre colectivo detesta hacerlo.
  • Parafraseando la frase de Bill Clinton sobre la economía: “¡Son los contenidos, estúpido!”. Se corre el riesgo de centrarse excesivamente en las mediaciones y descuidar los contenidos mediados.
  • Todo el mundo está preocupado por hallar el modo de motivar a los alumnos. Debe recordarse entonces una afirmación de José Antonio Marina: “Motivar es hallar el modo de que alguien haga algo que no desea hacer”. Entonces esa preocupación es legítima: la acción educativa, si es que es necesaria y correctamente orientada a su objetivo, se dirige a que alguien haga algo que no desea hacer, pues la motivación no debe luchar contra la indolencia sino contra la ignorancia. Y la ignorancia es ciertamente un enemigo muy poderoso.
  • Nos motiva lo que nos gusta. Es decir, lo que nos proporciona la oportunidad de hacer algo que nos apetece. El problema es que no todo lo que apetece es conveniente. El agente motivador se halla, pues, situado en un difícil campo de batalla: lograr un compromiso entre lo apetecible y lo necesario.
  • Del mismo modo que el proceso educativo es capaz de sacar del interior del alumno la chispa de genialidad que toda persona lleva consigo por derecho de nacimiento, también es posible que el uso de las plataformas educativas y sus tecnologías asociadas contribuyan a hacer aflorar al educador excelente que todo docente alberga desde el momento que optó por seguir su vocación. Porque las nuevas tecnologías ponen al docente de nuevo en el papel de aprendiz, y esa es una magnífica oportunidad que no cabe desaprovechar.
  • Las plataformas educativas llevan consigo la promesa de la horizontalidad docente, y además, hacen realidad el “aula sin muros” que un día alguien soñó. La flipped classroom pretende invertir la lógica de la didáctica vertical jugando a trastocar roles. Unas y otra se dirigen contra algo que parece ser perjudicial, la verticalidad hasta ahora imperante de los ejercicios educativos. La sociedad industrial emergente modeló físicamente los procesos de socialización encuadrando a sus ciudadanos en un mismo modelo que los agrupaba a todos en un colectivo y en una sala, bajo una autoridad vertical. En el cuartel, los soldados bajo los mandos; en la fábrica, los obreros bajo el capataz; en el hospital, los pacientes bajo el médico; en la escuela, los alumnos bajo el profesor. Obsérvese que esas cuatro instituciones basadas en el concepto militar de la socialización están en crisis a la vez; la de la escuela no es ajena a la del ejército, la salud y la producción. De ahí las tendencias actuales de ruptura de la verticalidad educativa (en el siglo XIX, escuelas, cuarteles, hospitales y fábricas tenían una arquitectura muy semejante).
  • El pensamiento crítico debe alcanzar también a la tecnología: no hay nada más peligroso que la implantación de una tecnología que se sitúa fuera de toda posibilidad crítica. La prueba histórica de esto fue el nazismo, un proyecto de construcción de un imperio inhumano basado en la lógica tecnológica desbordada y sin contestación posible. La adoración de la tecnología como solución fue, en el nazismo, vigente en el frente de guerra, con ocupación de países y bombardeos de ciudades, como en el propio espacio civil, con la eliminación de los disidentes y la aniquilación de grupos humanos mediante la aplicación de técnicas industriales masivas de exterminio. Ello debiera haber bastado para saber que la tecnología no es la solución.
  • La tentación es siempre la misma: esperar que la tecnología solucione por sí misma los problemas sociales. La tecnología sin la correcta motivación crítica y la adecuada contextualización ética es, parafraseando al grupo AC/DC, una “autopista hacia el infierno”.
  • Y sin embargo, la tecnología es la consecuencia lógica de la estructura de la mente humana, que es lingüística y simbólica a la vez. Lo concebido lingüísticamente pugna por convertirse en realidad material; lo imaginado simbólicamente en el interior tiende a configurar situaciones vividas en el exterior. Lo sociotécnico es lo más profundamente propio de la condición humana.
  • La mediación comunicacional y educativa es, por tanto, el campo en el que se dan ineludiblemente procesos personales y sociales que revertirán en cambio. A mejor o a peor, esa es la cuestión.

Publicación original: FocusEd