Doce líneas de actuación para combatir la apropiación corporativa de internet

Elon Musk hace tiempo que ha dejado claro cuál es su papel en este momento decisivo de la reorientación de la red global: contribuir a la apropiación de internet por parte del gran dinero y del poder tecnológico y despojar a los usuarios y ciudadanos de su capacidad de actuar en pro del derecho democrático a la información.

GABRIEL JARABA

La conversación política que han mantenido Elon Musk y Donald Trump en la red social X resume mejor la situación de lo que antes fue Twitter que cualquier consideración crítica de las que hemos hecho los analistas de la información. Ocurrido precisamente en el momento en que los elaboradores de encuestas en Estados Unidos indican un vuelco de las tendencias en favor de Kamala Harris, el hecho es una intervención marcadamente estratégica a favor del ex presidente, y no sólo una toma de posición de Musk sino una incorporación con armas y bagajes a la candidatura trumpista y algo más: una decisión estratégica de largo alcance respecto al futuro de una red social que cuando fue creada representó un fuerte valor de la web 2.0 y una gran esperanza de frente al potencial democratizador de la información.

Elon Musk, que se presenta como “empresario tecnológico” y no como propietario y gestor de un medio informativo –que es lo que es– hace tiempo que ha dejado claro cuál es su papel en este momento decisivo de la reorientación de la red global: contribuir a la apropiación de internet por parte del gran dinero y del poder tecnológico y despojar a los usuarios y ciudadanos de su capacidad de actuar en pro del derecho democrático a la información. Musk y su aliado Trump nos están diciendo: olvídense del sueño de Tim Berners-Lee y su plataforma para todos, entierren el sueño de Vinton Cerf respecto a la capacidad de poner la tecnología al servicio de la gente, maten el deseo de Alejandro Piscitelli de continuar el estudio de la ciencia de la información para conseguir hacer realidad definitivamente el sueño de Gutenberg, maten el poder de la “alquimia de las multitudes” que concibió Francis Pisani para fomentar la creatividad universal.

Para Elon Musk y Donald Trump lo que hace falta es favorecer que los países sean dirigidos por gente como Xi Jinping, Vladimir Putin y Kim Jong Uno en tanto que hombres fuertes y líderes autoritarios. Abajo las máscaras pues: ya ha pasado la hora de los lamentos y lo que toca es defender la red global en tanto que defensa de la democracia. A los ciudadanos nos toca defender lo que la ciencia, la tecnología y la creatividad han puesto en nuestras manos para servir a nuestro derecho a la información y no abandonarlo al dinero y al poder incontrolables. Y para ponerse a trabajar se deberían tener claras unas bases imprescindibles para una regeneración democrática de la información.

Apunto doce medidas y actitudes a tener en cuenta individualmente o en grupo:

  1. LAS REDES SON MEDIOS INFORMATIVOS. Y como tales deben estar sujetos a vigilancia democrática. No son artilugios tecnológicos sino administradores del derecho universal a la información.
  2. INTERNET ES DE TODA LA HUMANIDAD. Es patrimonio y bien común de todos, por encima de las propiedades de determinadas plataformas, y todos tenemos algo que decir sobre su gestión.
  3. EN INFORMACIÓN, EL DINERO NO TIENE LA ÚLTIMA PALABRA. Elon Musk, propietario de X por haber comprado Twitter por 44.000 millones de dólares, puede hacer lo que quiera porque es el dueño. Pero lo es del utensilio y no de los contenidos, las funciones y la actividad de los usuarios.
  4. HAY QUE DEVOLVER LA INICIATIVA DE INTERNET A LA GENTE. Los planteamientos de la web 2.0 están vigentes. Las apps nos ponen en manos de las empresas como consumidores pasivos, las herramientas 2.0 nos confieren protagonismo y acción.
  5. PERIODISMO DE CALIDAD E INTERNET PARTICIPATIVA, UNA MISMA LUCHA. Hay que establecer alianzas entre quienes trabajan por un periodismo democrático y quienes quieren sustraer la red de su apropiación corporativa indebida.
  6. INTERNET NO SON LAS APPS Y LAS GRANDES PLATAFORMAS. Internet es la gente, y hay que desconfiar de todos los artilugios tecnológicos que saquen protagonismo a la actividad de los usuarios. Por ahí debe ir la vigilancia de la IA.
  7. PROMOVER LA FORMACIÓN DE GRUPOS. Cooperativas, grupos activos y creativos por pequeños que sean. Ejercitarse en un uso colaborativo de la red.
  8. DAR APOYO A LA WIKIPEDIA. Y aprender de ella hasta dónde puede llegar la creatividad y la cooperación. Crear wikis pequeñas que multipliquen la acción de compartir conocimiento.
  9. LANZAR UNA GRAN CAMPAÑA DE ALFABETIZACIÓN DIGITAL. Animar a los usuarios a tomar el protagonismo recuperando las herramientas de la web 2.0 y abandonando el uso pasivo de la red, redescubriendo que la internet participativa es más divertida y creativa.
  10. APOYO A LAS LEYES DE TRANSPARENCIA. La propiedad y orientación de la gestión de los medios deben estar vigiladas por ley, los ciudadanos debemos exigir el establecimiento de medidas legales que garanticen la transparencia informativa. Tomar buena nota de las recomendaciones del Consejo de la Información y del Colegio de Periodistas de Catalunya.
  11. PASARSE A LAS REDES DESCENTRALIZADAS. Abandonar las grandes plataformas propiedad de magnates y explorar las posibilidades de redes descentralizadas como Mastodon o Bluesky, promovida por el creador de Twitter.
  12. ASUMIR UN USO CRÍTICO DE LA INFORMACIÓN VÍA INTERNET. No sólo desconfiar de las fake news, avergonzar a los sitios web que tontean con la superficialidad o la deficiencia informativa, contactando sus servicios de atención al cliente, difundiendo sus malas prácticas y abandonándolos.

La situación es tan grave que si no hacemos esto, al menos en parte, habremos perdido una oportunidad que podríamos llamar civilizatoria, y por supuesto, habremos perdido la cara.

Publicación original: Catalunya Plural.

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