La mística de ojos abiertos

Escrito por JAVIER MELLONI La mística tiene que ver con <strong>el desplegarse de todos los sentidos en una creciente captación y entrega a lo real</strong>. Por ello no deja de ser una redundancia hablar de una mística de los ojos abiertos, porque una mística que los cerrara y que llevara al retraimiento no sería ningún […]

Escrito por JAVIER MELLONI

De Ldelagarzag – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=42018396

La mística tiene que ver con <strong>el desplegarse de todos los sentidos en una creciente captación y entrega a lo real</strong>. Por ello no deja de ser una redundancia hablar de una mística de los ojos abiertos, porque una mística que los cerrara y que llevara al retraimiento no sería ningún camino verdadero. Pero también es cierto que comprendemos lo que se desea acentuar cuando así se especifica, porque no todas las místicas tienen la misma orientación.\r\n\r\n<strong>Johann Baptist Metz</strong> presentó precisamente su último libro bajo este título: Por una mística de los ojos abiertos (Herder, 2013). En esta obra recoge cuanto podía esperarse de una voz que durante décadas ha recordado lo ineludible del compromiso histórico, particularmente con los más desfavorecidos, para quien quiera seguir el camino cristiano. En las últimas décadas son muchos los que han encarnado y siguen encarnando un modo de estar presentes en la realidad política y social nutrida por la mirada interior: <strong>Gandhi</strong> se entregó a la lucha no-violenta por la emancipación de su país y de los descastados; <strong>Dag Hammarskjöld</strong> creó una nueva conciencia en la cooperación internacional desde su cargo como Secretario General de las Naciones Unidas; <strong>Martin Luther King</strong> dio su vida por lograr la igualdad de derechos entre blancos y negros norteamericanos;<strong> Ignacio Ellacuría</strong> y compañeros cargaron con la responsabilidad de hacer de mediadores en la realidad de Centroamérica; la comunidad trapense de Tibhirine permaneció hasta el final en tierra islámica apostando por el diálogo interreligioso; <strong>Pedro Casaldáliga</strong> sigue siendo bardo y profeta en la selva de la Amazonía;<strong> Leonardo Boff</strong> y todo el grupo brasileño (<strong>Frai Betto</strong>, etcétera.) siguen inspirándonos con sus mensajes comprometidos por el cuidado de la tierra. Todo ello son ejemplos visibles de la fecundidad de tener los ojos abiertos hacia dentro y hacia fuera al mismo tiempo, poniendo los acentos que a cada cual le tocan vivir.\r\n\r\nEl reto que se presenta a nuestro tiempo es <strong>que la mirada hacia lo interior no se evada de la complejidad de nuestro mundo,</strong> así como la mirada hacia lo exterior no suponga un descuido del cultivo de lo interior. Nuestra tendencia por uno de los polos hace que tengamos desconfianza y reticencias respecto a los que están decantados por el otro. Acabamos de mencionar algunos referentes que ilustran lo fecunda que es una vida cuando está iluminada por esta doble visión.\r\n\r\nPor otro lado, hablar de una mística de los ojos abiertos en el contexto del quinto centenario del nacimiento de <strong>Teresa de Jesús</strong> es hablar de ella misma, porque fue una mujer ciertamente despierta. Pero fue despierta porque despertó a algo mayor que sí misma. No bastaba con que tuviera un carácter vivaz, que lo tenía, sino que se le abrió una mirada interior que le permitió ver y vivir de otro modo. La reforma del Carmelo brota de una hondura y apertura que potenciaron lo mejor de su personalidad. La lucidez, libertad y valentía que nacieron de ahí la llevaron a la reforma de su orden religiosa. Cada cual ha de escuchar a qué reforma se le convoca. Colectivamente, lo que está en juego es una transformación de la sociedad entera, hacia ese otro mundo posible que se hace real cuando hay suficientes miradas lúcidas y vidas comprometidas para cambiar el estado actual de las cosas.\r\n\r\n<strong>Cultivar la mirada interior para disponer la mirada exterior</strong>\r\n\r\nAntes de referirme a lo que conviene mirar, me gustaría aclarar que el cerrar los ojos de la práctica meditativa es para abrir el ojo interior. El caer de los párpados indica el necesario apartamiento de la inmediatez para poder mirar la realidad con mayor perspectiva. Es inadecuada la comparación que se hace a veces entre <strong>Cristo</strong> muriendo en la cruz con los ojos y brazos abiertos ante el dolor del mundo y el <strong>Buda</strong> con los ojos cerrados y meditando como si se quisiera evadir del sufrimiento y del mundo. En verdad, son dos modos de estar presentes en y para el mundo: uno solidarizándose con el dolor y clamando junto con los que sufren, mientras que el otro enseña a transformarlo mediante el estado meditativo. El episodio del Éxodo en el que Moisés ora desde lo alto con las manos extendidas mientras Josué lucha en el llano (Ex 17,8-12) es otra expresión de cómo esos dos modos de estar presente son necesarios y que es importante saber cuándo es tiempo para cada uno: <strong>estar codo a codo en la trinchera y tomar distancia para poder mirar con perspectiva.</strong>\r\n\r\nHace algunos años un compañero jesuita que llevaba mucho tiempo en el altiplano boliviano entre los aymaras me comunicó una experiencia que vale la pena transmitir. Una mañana se acercó a uno de los poblados para consultar con uno de los ancianos un asunto de importancia. Le dijeron que don Genaro estaba ausente pero que regresaría más tarde. Al cabo de unas horas, mi compañero volvió a preguntar por él y le dijeron que todavía no había regresado. Volvió por tercera vez al final del día, pero todavía no había llegado. Mi compañero preguntó esta vez con impaciencia:\r\n\r\n– ¿Se puede saber dónde está?\r\n\r\nUno de los ancianos que estaba presente le indicó con el dedo una pequeña figura blanca en lo alto de un cerro.\r\n\r\n– Ahí está don Genaro.\r\n\r\n– ¿Y qué está haciendo?\r\n\r\n– Está llenándose de luz.\r\n\r\nDifícilmente podría decirse mejor lo que está en juego: llenarse de luz para iluminar con esa luz la realidad que se ve. ¿Qué es lo que ven unos ojos abiertos por la experiencia interior? <strong>Perciben Presencia donde la mirada ordinaria sólo vive la ausencia y captan la interconexión de todo donde la mirada ordinaria sólo ve fragmentación y caos.</strong> En lenguaje más clásico, se “ve a Dios en todas las cosas y a todas las cosas en Dios”. Esta fue precisamente una de las experiencias que tuvo Teresa de Jesús al inicio de su conversión. Explica ella misma en su autobiografía: “Estando una vez en oración, se me presentó en breve, sin ver cosa formada, mas fue una representación con toda claridad, <strong>cómo se ven en Dios todas las cosas y cómo las tiene todas en sí.</strong> Saber escribir esto, yo no lo sé, mas quedó muy imprimido en mi alma. Es una de las mercedes que el Señor me ha hecho y de las que más me ha hecho confundir y avergonzar, acordándome de los pecados que he hecho. Creo que si el Señor fuera servido viera esto en otro tiempo y si lo viesen los que le ofenden, que no tendrían corazón ni atrevimiento para hacerlo” (Vida, 40,9).\r\n\r\nLa relación que hace Teresa entre la gracia recibida y la confusión por su pecado no es secundaria. Al haber percibido que Dios está en todo, le confunde que el ser humano pueda ensuciar la sacralidad de lo existente. Si Dios está en todo, todo es sagrado, y estamos llamados a vivir de forma sagrada todos nuestros actos y relaciones. La apertura de los ojos tiene que ver con la capacidad de percibir la sacralidad de lo real, lo cual otorga a cada ser un valor infinito.\r\n\r\n<strong>La interrelacionalidad de todas las dimensiones</strong>\r\n\r\nDespués de los movimientos pendulares que nos han decantado por un polo a costa de descuidar el otro, el reto del momento actual es que seamos capaces de integrar las diferentes dimensiones de la realidad. Simplificadamente, podemos distinguir <strong>cuatro ámbitos: el personal, el interrelacional, el político-social y el ecológico.</strong> Hemos de aprender a <strong>cultivar esta cuádruple dimensión desde la mirada interior para percibir su interdependencia y circularidad.</strong> Esta interconexión de todo con todo y de todos con todos ha adquirido hoy escala planetaria, lo cual hace todavía más necesaria una visión profunda para poder abarcar tanta amplitud. Es necesario conjugar las oposiciones y hacerlas fecundas: conjuntar la liberación interior y el cambio de las estructuras, la reconciliación de las relaciones humanas y la reconciliación con la naturaleza, con la convicción de que las cuatro dimensiones crecen a la vez y que ninguna de ellas se puede posponer. Trabajar el conocimiento de uno mismo, fomentar la cultura de la paz para posibilitar la convivencia entre identidades culturales y religiosas, luchar por la igualdad y la justicia, y cuidar de la tierra son aspectos de una misma y única tarea: vivir en estado de apertura, de veracidad y de venerabilidad ante todo lo que existe porque se percibe que emana de una fuente común.\r\n\r\n<strong>Acercamiento a las cuatro dimensiones</strong>\r\n\r\n<em>El conocimiento de uno mismo</em>\r\n\r\nDecía <strong>Santa Teresa</strong> que tenía por mucho más un minuto de verdadero autoconocimiento que muchas horas de oración. Cuando se abren verdaderamente los ojos, <strong>uno se ve en lo que ve.</strong> No de un modo narcisista, ya que eso nos impide cualquier ver, ahogados en el propio ensimismamiento. <strong>El verse a sí mismo en lo que se ve permite captar que uno no está separado de lo demás ni de los demás.</strong> En este camino integral es fundamental darse cuenta de que cuanto más honda es la transformación interior, mayor es la captación de lo exterior. Y es que no vemos la realidad tal como es, sino tal como somos. Cuando no somos conscientes de esto, proyectamos sobre los demás los propios conflictos y este mutuo arrojarse los demonios crea más infierno porque nadie comienza por responsabilizarse de sus asuntos no resueltos. Todos tenemos heridas que nos producen un sufrimiento permanente que, sin saberlo, condiciona nuestras reacciones y percepciones sobre los demás. El trabajo sobre uno mismo como condición de posibilidad para actuar sobre el mundo ha sido urgido de muchas maneras, no para posponer el compromiso con el mundo, sino para ser conscientes de que ambos cambios caminan juntos en todo momento. <strong>Gandhi</strong> dijo: <strong>“Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”.</strong>\r\n\r\n<em>La comprensión del sufrimiento ajeno</em>\r\n\r\nCuando este trabajo está presente, se tiene mucha mayor claridad sobre lo que sucede en los demás. Se puede captar el sufrimiento ajeno porque uno está en contacto con el propio, sin eludirlo ni proyectarlo. Uno de los contemporáneos que más ha colaborado en esta toma de consciencia es <strong>Thich Nhat Hanh,</strong> monje budista vietnamita que estuvo comprometido desde la no-violencia en la guerra civil de su país, tratando de hacer de mediador entre ambos bandos. Ante la fuerza devastadora de la ira, se percató que tras ella había un gran sufrimiento que, al no saberse liberar de otro modo, generaba todavía más violencia, la cual provocaba un sufrimiento todavía mayor. <strong>De la comprensión surge el perdón y la compasión, entendiendo esta en sentido budista: amor consciente</strong>. En tal tradición, sabiduría y compasión van de la mano. Son las dos caras del mismo despertar. Cuando se comprende se ama. Sólo podemos amar lo que comprendemos, a la vez que amar nos ayuda a comprender. Tal es la base de la reconciliación y del perdón. <strong>Una reconciliación y un perdón no solo dirigidos a los agresores de la propia biografía sino también a los agresores de la biografía de la humanidad.</strong> Pertenece a la mística llegar a poder percibir que todos somos verdugos y víctimas, que no hay un nosotros y ellos sino un único nosotros. Esta percepción no desresponsabiliza a nadie ni justifica nada, sino que, al contrario, hace más corresponsable.\r\n\r\n<em>La comprensión de los procesos sociales</em>\r\n\r\nLos sistemas económico-políticos son la expresión y el resultado de un determinado estado de consciencia colectivo. El grado de depredación y de vandalismo que legitiman depende del avance o regresión de las pulsiones de toda una sociedad, incluso de una civilización. Determinadas estructuras legitiman, refuerzan y agravan tales pulsiones o las contienen y son capaces de canalizarlas hasta llegar a transformarlas. La actuación individual se inserta en un complejo sistema que refuerza o atenúa las desigualdades sociales. <strong>Captar la interrelación intrínseca entre el estado interior, la acción local y la repercusión global requiere gran capacidad de análisis, de información y de ecuanimidad</strong> tanto mental como emocional. La glocalidad es una visión nueva de las cosas que incluye también la perspectiva temporal, es decir, las actuaciones de efectos inmediatos y a largo plazo. La mirada depredadora, en cambio, es fragmentaria e inmediata. Estrecha la franja del tiempo, pierde la memoria y olvida el relevo generacional.\r\n\r\n<em>El respeto y la gratitud por las cosas</em>\r\n\r\nTodo lo que nos rodea es don de la tierra pero nos comportamos como depredadores incapaces de darnos cuenta de las consecuencias de nuestra compulsión. El daño al planeta y a los que viven junto a los lugares que codiciamos es un mismo y único daño que nos estamos infligiendo todos. <strong>Una mística de los ojos abiertos tiene que darse cuenta de los efectos de nuestra codicia y del complejo recorrido de los productos que utilizamos despreocupadamente cada día.</strong> Ya no podemos ignorar que los 100-150 gramos de cada móvil generan 80 kg de mochila ecológica, además del trastorno que causa a los países africanos la extracción del coltán necesario para nuestros aparatos. El respeto por las cosas es inseparable de las personas que están junto a ellas y tras ellas. Captar esta interrelación forma parte de una mirada integrada, iluminada y absolutamente necesaria. Todo ello ha de llevar a un cambio de vida. “Tener menos para tenerse más” dejó dicho <strong>Facundo Cabral.</strong> O como se está difundiendo entre ciertos movimientos alternativos: “Menos es más”. Dar este giro supone un gran avance civilizatorio que todavía es contracultural. Saber ver es saber agradecer. <strong>Sólo una mirada agradecida es capaz de darse cuenta del don de cada cosa,</strong> de cada objeto que llega a nuestras manos, lo cual lleva al mismo tiempo a restituir lo que tomamos a aquellos a los que les pertenece.\r\n\r\nTodo ello son sólo atisbos de un mirar capaz de captar el todo en la parte y la parte en el todo. <strong>Si bien la mística había sido en el pasado una cima, hoy urge que se convierta en un punto de partida,</strong> en un modo de vivir que lleve a ver a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Dios. Dios significa aquí ese Fondo de lo real que es inseparable de las mismas cosas y que al percibirse inseparablemente en ellas, transforma nuestra forma de relacionarnos y de comportarnos con todo. <strong>Disponemos del legado de las tradiciones religiosas y espirituales de la humanidad para adiestrarnos en ello.</strong> Tradiciones que también ellas están llamadas a mirarse y venerarse mutuamente con la luz que se recibe de una mirada abierta sobre la realidad.

Publicación original: Exodo.

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