GABRIEL JARABA
La conocí hace unos cuantos días en un acto de la Red Innovacom, plataforma de cooperación entre profesores de España y América, impulsada por la Universidad Autónoma de Barcelona. Pero no sé si conocer es la palabra más adecuada para designar el encuentro de dos personas a través de un artefacto ciberaudiovisual, ya que dadas las escandalosas limitaciones de esta tecnología –que solemos considerar el no va más—no es posible el contacto visual mutuo, la comunicación no verbal de tipo gestual y somático y el franco y cálido apretón de manos. Pero me ha dejado tan impresionado que no puedo dejar de recomendar: síganle la pista a la bióloga Odile Rodríguez de la Fuente y aprendan todo lo que puedan de ella. Es una de las comunicadoras más poderosas y convincentes que he conocido en los últimos 50 años.
Odile es hija de Félix Rodríguez de la Fuente, el hombre que introdujo a España en el ambientalismo y una cultura de integración en y de la naturaleza correspondiente a los países desarrollados, y no sólo es bióloga sino una grandísima divulgadora. El científico devino un personaje popularísimo en los 70 y llegó a ser “el amigo Félix” mediante unas series de televisión que causaron un verdadero boom de masas. “El hombre y la Tierra” fue un éxito en horario de máxima audiencia y las enciclopedias Salvat de la fauna española y mundial vendieron miles, y el amigo Félix –ya sin comillas—un verdadero icono de la cultura popular que realizó la titánica tarea de sensibilizar a un país entero con su sociedad a todos los niveles respecto a una conciencia conservacionista.
La sensibilización que realizó Rodríguez de la Fuente se produjo en pleno desarrollismo franquista y por tanto en la fiebre de la destrucción natural, social y patrimonial que dio origen a lo que hoy llamamos “España vaciada”. Félix vio a dónde nos llevaba aquella locura, y aquí estamos. Odile Rodríguez de la Fuente sonreía cuando le comentaba que si superponemos el mapa de la España vaciada al de las transformaciones del desarrollismo ambos coinciden.
Me emocionó ver a la hija del amigo Félix en la pantalla de mi ordenador e intercambiar con ella algunos puntos de vista. Ví que se emocionaba cuando le recordé algunos episodios relacionados con Félix y su visión profética. Ha heredado la capacidad divulgadora de su padre y la ha superado con creces: hablando con interlocutores en pequeños grupos o en grandes audiencias es imbatible. Y su discurso es poderoso: no se trata sólo de salvar parajes naturales o animales salvajes sino nada menos de caminar hacia la armonía de los seres humanos con el planeta que les ha dado la vida. Un servidor le encargaría comunicar cualquier cosa en el mundo: es capaz de hacer comprender hasta a las piedras.
El título de la famosa serie de Félix iba más allá de un simple enunciado: “el hombre y la Tierra” quería decir, precisamente, eso. Y Odile lo explica perfectamente.